En una Argentina otoñal, donde el clima ya se muestra indulgente y las temperaturas son más amables que la media estival, el Ministro de Salud, Mario Russo, ha decidido ofrecer una solución vestimentaria al brote de dengue que parece sacada de un armario de otra época.
Con más de 200,000 casos y una cifra de muertos que ya supera el centenar, Russo, en un destello de inspiración anacrónica, sugiere a los ciudadanos que se envuelvan en capas de tela, como si el fresco de abril fuera un preludio de la era glacial.
EL DIABLO VISTE A LA MODA
“Usen mangas largas”, recomienda, en un país donde el termómetro marca unos cómodos 21 grados Celsius. “Eviten los pantalones cortos”, insiste, como si las piernas argentinas no estuvieran acostumbradas a las brisas primaverales.
Y ante la ausencia de repelentes en los estantes, Russo, con la calma de quien se sabe ajeno a las urgencias del mercado, asegura que la situación es “coyuntural”.
La solución, nos asegura, llegará en “las próximas dos semanas”, un plazo que en el léxico político podría interpretarse como “en algún momento indeterminado del futuro”.
Mientras tanto, los ciudadanos deben sortear el desafío de los mosquitos con nada más que su ingenio y las recomendaciones de un ministro que parece más preocupado por la moda que por la salud pública.
Y aunque Russo admite que la falta de repelentes “lo excede”, uno no puede evitar preguntarse si su visión de la prevención también lo hace.
¿Acaso el ministro ha descubierto en las prendas de manga larga y los pantalones largos el elixir que el siglo XXI ignoraba?
“EL DENGUE SE VA SOLITO EN 2 SEMANAS”
Así que, estimados compatriotas, mientras aguardamos que los laboratorios estatales a nivel provincial y municipal conviertan sus esfuerzos en repelentes efectivos, ataviémonos con la elegancia de un paseo otoñal.
Después de todo, ¿qué son unos días de espera y unos cuantos muertos más, comparados con la promesa de una solución ministerial tan… estilística?
