La compañía OZ-IT, una startup con sede en Eslovenia, acaba de presentar su nuevo prototipo de cámara de seguridad: se trata de un dispositivo que promete disuadir a posibles intrusos y ladrones disparando bolas de pintura con «altísima precisión».
Este sistema de vigilancia doméstica utiliza inteligencia artificial para el reconocimiento facial y un sistema basado en una aplicación para disparar bolas de pintura -o incluso perdigones de gas lacrimógeno- a posibles intrusos. Para llevar este proyecto a la realidad, la empresa está recaudando fondos mediante Kickstarter.
La PaintCam viene equipada con tecnología de visión nocturna, un láser de advertencia y un altavoz integrado para dar instrucciones verbales a los intrusos de que se larguen. Si el intruso no se marcha, el propietario puede optar por dispararle una bola de pintura.
Los propietarios, sin embargo, pueden asegurarse de que sus seres queridos están a salvo marcando a los ocupantes y visitantes aprobados como «no-disparar». Además, si se detecta a una persona no identificada junto a un visitante conocido, la cámara enviará una alerta al smartphone del usuario, preguntándole si debe apretar el gatillo.
Como suele pasar con la Inteligencia Artificial, la PaintCam plantea algunas dudas: por ejemplo, ¿cómo distingue entre un mapache travieso y el querido perro de la familia? ¿Y qué hay del cartero, o el repartidor de comida? Aunque existe la opción de desactivar el funcionamiento autónomo de la PaintCam, no cabe duda de que un sistema como éste podría ser objeto de abusos por parte de personas con el gatillo fácil o demasiado paranoicas. También hay dudas sobre la legalidad del dispositivo.
Por ahora, los detalles en el sitio web de PaintCam son escasos. Hay poca información sobre las especificaciones detalladas, el precio o la forma en que la empresa planea frenar lo que parece un método de vigilancia bastante indiscriminado.
