El jefe de Gobierno poteño, Horacio Rodríguez Larreta, realizó una recorrida por Mar del Plata donde en diálogo con el sitio 0223 defendió al ministro de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, quien se tomó una licencia en el cargo en medio del escándalo por la filtración de chats.
“Hoy tenemos los niveles de delito más bajos de la historia y eso es responsabilidad de D’alessandro y de todo el equipo del gobierno de la Ciudad. Estoy muy orgulloso de él y de cómo estamos trabajando. Es un ejemplo”, dijo Larreta, en plena carrera por la presidencia.
-¿Cómo le sienta esta recorrida por Mar del Plata y la Costa? ¿Qué le transmiten los vecinos, los turistas?
-Yo te diría que veo una combinación de sentimientos. Hay angustia y frustración por la situación económica. La gente que viene de vacaciones no sabe si le va a alcanzar la plata porque cada semana los precios aumentan y el presupuesto se les va de las manos. El tema de la inflación es terrible y los comerciantes no saben a qué valor venden y si después van a poder reponer. Según la zona, también recibo muchísimo miedo de vecinos por la inseguridad, sobre todo en el conurbano bonaerense o gente que viene de Santa Fe, de Rosario. Pero, por otro lado, también recibo esperanza. Hoy estuve con Luciano, un pescador que hace 50 años está embarcado, con mucha garra y vocación, y eso es muy bueno. Y entre la dicotomía de la frustración y la esperanza, yo me quedo con la esperanza.
-Pero si hay esperanza es por algo… ¿por un cambio o por qué?
-Sí, obvio, necesitamos un cambio. Y tiene que ser un cambio grande y profundo. El cambio no tiene que ser de una sola cosa sino que hay que abordarlo de manera integral para que el país pueda ponerse de pie y salir adelante. Estoy convencido que se puede llevar adelante ese cambio. Sin ánimo de comparar una cosa con otra, en la Ciudad de Buenos Aires hicimos un cambio enorme. Lleva tiempo, por supuesto, porque no hay soluciones mágicas ni rápidas. Hay que tener un plan integral y laburarlo y laburarlo, con mucho patriotismo y dejando las peleas y la grieta que tanto fracaso le ha traído a la Argentina a un lado. Y hay que buscar dialogar.
-Y algunas de esas soluciones las conversó hace poco con Macri en Cumelén, ¿no?
-Sí, compartimos justo el lugar de vacaciones, en mi caso fue un fin de semana estirado, pero hubiera sido raro que no nos veamos. Con él hablamos de todo pero porque también compartimos esto mismo: la preocupación por la situación actual y al mismo tiempo la esperanza por sacar adelante el país.
-¿Le entregó una suerte de ?plan’ de gestión?
-No. Leí algo así en algún otro lado pero nada que ver. Hablamos.
-¿Pero para qué se vieron concretamente?
-Fue una charla más como las que tenemos hace más de veinte años. Ya tenemos una relación de afecto y confianza. Lo natural es encontrarnos.
-¿Y cómo lo notó a Macri?
-Lo veo muy bien, entusiasmado, animado. Obviamente que está enchufado. Los dos estamos trabajando por la unidad de Juntos por el Cambio.
-¿Siente que se pudieron aplacar algunas tensiones que hicieron ruido con la coalición el año pasado?
-Totalmente. En una coalición tan grande, diversa y heterogénea, siempre hay tensiones y posiciones pero hoy estamos más unidos que nunca, y sobre todo en esta defensa contra el juicio político que promueve el Gobierno. Ahí se ve la verdad de la unidad.
-¿Qué tanto le preocupa este embate que acusa del kirchnerismo?
-Me preocupa pero también estoy muy confiado de que esa ley no va a salir. No hay ninguna perspectiva de que se concrete eso. Pero me preocupa que haya un Gobierno que quiera hacerle un juicio político a la Corte por sus propios fallos. No existe eso. Ya mostró antecedentes hace dos semanas cuando el presidente dijo que no iba a acatar el fallo de la Corte. Lo del juicio político es más grave aún. Se quieren llevar puesto la República y no lo vamos a permitir. De ninguna manera.
-¿Y cómo le cayó la denuncia penal que formuló el presidente contra Marcelo D’Alessandro?
-Acá lo grave es el paso anterior, y me sorprende que el Gobierno no se preocupe en eso, es que hubo espionaje ilegal. A D’alessandro le entraron y le espiaron los chats. Es como que a vos te pase y espíen los chats con tus familias, con tus amigos. Es gravísimo que en una democracia pueda haber espionaje ilegal. No hay que distraernos del fondo del problema: acá hubo espionaje ilegal, le tocó a Dalessandro, y ahora hay que investigar quién lo hizo.
-Pero en la era Macri también hubo espionaje ilegal.
-Y hay un juez que lo está investigando.
-Pero lo grave es que también parece que la política argentina, de uno y otro lado, termina naturalizando el uso del espionaje…
-No. Nunca nadie en la vida insinuó que yo hice eso. Naturalizado no quiere decir que todos lo hagan, sino metemos a todos en la misma bolsa. Y lo que sucedió cuando estaba Macri, no hay ninguna prueba ni ningún indicio que haya sido el gobierno de Macri sino que pasó durante su gobierno. No hay forma de incriminarlo a él.
-¿Qué va a pasar con D’alessandro a partir de esta licencia al cargo?
-Sí, se pidió una licencia y es una decisión personal que yo acompañé.
-¿Pero hasta cuándo va a seguir así?
-Y lo vamos a ir viendo con él, no sé exactamente… Mirá, en la misma semana, presentamos los datos de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, que lo tienen a él como principal responsable, y es un orgullo. Hoy Buenos Aires es la capital más segura de todo Latinoamérica. Hoy tenemos los niveles de delito más bajos de la historia y eso es responsabilidad de D’alessandro y de todo el equipo del gobierno de la Ciudad. Estoy muy orgulloso de él y de cómo estamos trabajando. Es un ejemplo.
-¿Y no baraja algún sucesor?
-No, queda en licencia. El cargo no se ocupa. La firma, el monitoreo, lo hace como en todas las áreas el jefe de Gabinete Felipe Miguel.
-¿Lo incomoda haber quedado tan expuesto, en el centro de las críticas del kirchnerismo?
-Yo doy los debates que tengo que dar. Obviamente que acá hay un tema electoral y el presidente por ahí me ve como uno de los referentes de la oposición y se la agarra con la Ciudad de Buenos Aires pero no se da cuenta que en realidad esto es un ataque a todos los argentinos y no a mí personalmente.
-Pero parece que lo ponen casi en rol de enemigo…
-Yo no me engancho en esa. Yo no creo en la política de amigos y enemigos. Puede haber gente que piensa diferente, y yo soy muy claro y firme cuando pienso diferente. Lo hice, por ejemplo, cuando el Gobierno nacional nos quería cerrar las escuelas en la pandemia. En la Ciudad de Buenos Aires no se perdieron clases y la Corte Suprema me dio la razón. Hay que terminar con la grieta y con pensar que el que está en frente es un enemigo. No sirven estas antinomias y extremos que tanto fracaso le han traído a la Argentina.
-Estos últimos cruces también ponen en duda la calidad institucional a nivel país, ¿estaría dispuesto a sentarse a hablar con Alberto Fernández para tratar de bajar estas fuertes tensiones políticas antes de la campaña?
-La realidad es que no hubo ninguna iniciativa ni existe vocación de diálogo. Y la verdad que un gobierno que va de punta contra las instituciones, que desconoce fallos de la Corte y que quiere hacerle juicio político a todos sus miembros, es el antidiálogo.