El fútbol argentino volvió a demostrar que es mucho más que un deporte: es una religión, una herencia, y en algunos casos, un vínculo que trasciende la muerte. En la final de la Copa Sudamericana, que coronó a Racing Club campeón tras vencer a Cruzeiro por 3-1, un hincha llevó el fervor a un nivel que dejó boquiabiertos a todos los presentes.

Entre cánticos, festejos y lágrimas, un hombre sacó un cráneo humano y lo presentó al mundo como el de su abuelo, Valentín Aguilera, el hombre que le transmitió su amor eterno por “la Academia”.

Él es mi abuelo, y él es Racing. Por eso tenía que estar acá conmigo“, explicó el hincha, mientras sostenía la calavera y la besaba con devoción: “Es mi amor, Racing es mi amor, y él es mi amor”, agregó, con los ojos brillantes de emoción. Frente a una cámara que lo registraba todo, el hincha relató que guardó los restos de su abuelo durante años como una manera de mantener viva la conexión que los unía a través del fútbol.

La historia, por insólita que parezca, tuvo su momento de tensión cuando el entrevistador le preguntó cómo había pasado los controles fronterizos con un cráneo humano. Sin titubear, el joven respondió: “Lo pasé con fe, con el amor de Racing. Él entra solo”. La frase, cargada de humor y convicción, desató risas nerviosas y dejó una certeza: en nuestro país y particularmente en la hinchada de la Academia, la pasión futbolera no tiene límites.

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